La portavoz de la Asociación de Trabajadores del Juego de la Comunidad Autónoma de Madrid (ATJUCAM), María Ángeles Zarapuz, participó en el 10º Congreso de Salones de Juego de ANESAR que se celebró en Madrid, donde remarcó que “nosotros trabajamos para llevar un jornal a casa en una actividad legal y regulada, no estamos haciendo nada malo”. “Al contrario, estamos formados y somos los encargados de llevar el cumplimento de las regulaciones de manera correcta, por ejemplo, con los controles de acceso, como lo demuestra que el número ínfimo de infracciones a pesar del elevado número de inspecciones, que en algunas ocasiones se han producido de una manera reiterada y muy intensa”, añadió.
Durante su intervención en la mesa redonda “El día a día de la actividad de los salones: análisis y propuestas de mejora”, Zarapuz afirmó que “además de tener que ser competitivo desde un punto de vista comercial como cualquier otro negocio, los salones de juego tienen el añadido de ser un sector muy reglamentado, inspeccionado y con sanciones en caso de incumplimiento muy elevadas, y aunque es responsabilidad de la empresa poner los medios y los procesos es el trabajador quien tiene que ponerlos en práctica”.
Asimismo, la portavoz de ATJUCAM señaló que “el día a día de los trabajadores implica “tener el local preparado para atender a los clientes en perfecto estado; responsabilidad del control de acceso, responsabilidad de la disponibilidad y conocimiento de la documentación a presentar en las inspecciones, formación en atención al cliente y juego responsable, formación en seguridad y respuesta antes situaciones de peligro, responsabilidad del manejo de efectivo, prevención de riesgos y cuadres de caja, y conocimiento del funcionamiento de los juegos”.
Respecto a la presión social y mediática que se ejerce sobre el sector, Zarapuz lamentó que “se han producido escraches en la puerta y el interior de los locales, pintadas, pegamento en las cerraduras, además de demonizar en los medios de comunicación la actividad”. “Esto hace que en muchos casos compañeros sientan vergüenza de decir dónde trabajan, como si hicieran algo malo, y también produce un efecto de rechazo a la hora de encontrar compañeros que cubran nuevos puestos de trabajo”, afirmó añadiendo que “es un sentimiento muy desagradable, ya que a todo el mundo le gusta que le reconozcan su trabajo y estar contento con lo que haces, pero en este caso no es así; no entendemos que tiene de diferente ser un vendedor de juegos de loterías o de la Once, para que haya esa diferente percepción”.
Por todo ello, María Ángeles Zarapuz explicó que “ese es el motivo que nos llevó a coordinarnos a través de ATJUCAM para poner nuestra voz cuando se habla de juego y no se tiene en cuenta que somos unas 9.000 familias en la Comunidad de Madrid, que trabajamos en él”. “En general no se nos conoce y se habla con sesgo y con clichés, y lo único que queremos es que nos dejen trabajar y nos traten con el mismo respeto que a cualquiera”, concluyó.